El trastorno límite de la personalidad es una enfermedad mental que afecta gravemente la capacidad de una persona para controlar sus emociones. Esta pérdida de control emocional puede aumentar la impulsividad, afectar cómo se siente una persona sobre sí misma y repercutir negativamente en sus relaciones con los demás. Estas personas pueden tener cambios fuertes en el estado de ánimo y sentirse inseguras sobre cómo se perciben a sí mismas. Sus sentimientos hacia los demás pueden cambiar rápidamente y pasar de una cercanía extrema a una aversión extrema.
Otras señales o síntomas pueden incluir:
- Esfuerzos para evitar un abandono real o percibido, como iniciar precipitadamente sus relaciones, o terminarlas con la misma rapidez.
- Un patrón de relaciones intensas e inestables con familiares, amigos y otros seres queridos.
- Una autoimagen o sentido de identidad distorsionado e inestable.
- Comportamientos impulsivos y con frecuencia arriesgados, como derrochar el dinero en compras excesivas, tener sexo sin protección, participar en consumo de drogas y otras sustancias, conducir de forma temeraria y comer compulsivamente.
- Comportamiento autodestructivo, como cortarse.
- Pensamientos recurrentes de conductas o amenazas suicidas.
- Estados de ánimo intensos y muy variables, con episodios que duran desde unas pocas horas hasta varios días.
- Sentimientos crónicos de tener un vacío.
- Ira intensa e inapropiada, o problemas para controlar la ira.
- Sentimientos de disociación, como sentirse distanciado de sí mismo, observarse desde fuera del propio cuerpo o tener sentimientos irreales.
No todas las personas con trastorno límite de la personalidad tendrán todos estos síntomas. La gravedad, la frecuencia y la duración de los síntomas dependen de la persona y su enfermedad.
Las causas del trastorno de personalidad límite
- Antecedentes familiares: las personas que tienen un familiar cercano (como un padre, una madre o un hermano) con esta enfermedad pueden tener un mayor riesgo de desarrollarla.
- Estructura y función del cerebro: hay diversos estudios que demuestran que las personas con trastorno límite de la personalidad que le afectan las áreas que controlan los impulsos y el control emocional.
Factores ambientales, culturales y sociales: como los acontecimientos traumáticos, como maltrato, abuso, abandono o adversidades durante la infancia. También haber sido expuestas a conflictos hostiles o relaciones inestables en las que se sintieron invalidadas.
Por lo general, el trastorno límite de la personalidad se diagnostica en la adolescencia tardía o en la adultez temprana. Ocasionalmente, este trastorno se le puede diagnosticar a una persona menor de 18 años si los síntomas son significativos y duran al menos un año.
Aunque estos factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar el trastorno límite de la personalidad, no necesariamente significa que lo tendrá. De la misma manera, puede haber personas sin estos factores de riesgo que desarrollarán el trastorno límite de la personalidad en algún momento de su vida.
Psicóloga clínica Danitza Zuñiga Aravena, Clínica Psiquiátrica Nuevo Amanece